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La pandemia mundial muestra que, si bien el trabajo migrante se considera esencial, no es lo mismo para la vida de las mujeres y los hombres migrantes. Nosotros, los migrantes, podemos ser dejados a morir en el mar o a las puertas de Europa, podemos ser encerrados en centros de detención o recepción sin ninguna seguridad para nuestra salud, podemos ser despedidos y perder documentos, pero el trabajo de los migrantes es esencial para tratar a los ancianos, niños y enfermos, para limpiar hogares y oficinas, para cosechar frutas y verduras, para mantener en funcionamiento fábricas y almacenes. En Europa, como en todo el mundo, los estados usan la pandemia para reducir el trabajo de los migrantes a un instrumento para ahorrar ganancias, listo para ser trasladado a donde sea necesario y solo por el tiempo necesario. Para eso sirven las leyes nacionales de inmigración, las políticas europeas y los acuerdos internacionales. También sirven para eso las regularizaciones temporales para ocuparse del trabajo en el campo, los vuelos chárteres que se han organizado para los trabajadores temporeros, los corredores especiales para trabajadores y cuidadores, y las amnistías anunciadas por varios gobiernos europeos.

Contra todo esto, hoy más que nunca, nuestras luchas no pueden detenerse dentro de las fronteras y leyes nacionales, que nos obligan a depender de los empleadores, de los ingresos y de la reunificación familiar. Por esta razón el 30 de mayo tomaremos las calles para romper el silencio sobre el racismo y la explotación del trabajo de los migrantes que la pandemia ha fortalecido en toda Europa y más allá. Saldremos para romper el aislamiento de nuestras vidas y nuestras luchas, para hablar en público con una sola voz. Para aquellos que han vivido durante años con un permiso de residencia, para aquellos que aún están indocumentados después de años, para aquellos que los perderán debido a la pandemia, para aquellos que acaban de llegar y se les niega su solicitud de asilo, para aquellos que chocan con la violencia de las fronteras dentro y fuera de Europa, para aquellas que han sufrido y sufren violencia sexual en los campos de Libia y más allá, es el momento de afirmar nuestra libertad contra la explotación: queremos un permiso de residencia europeo ilimitado e incondicional, que no dependa de la familia, de los ingresos y del trabajo.

– Coordinamento Migranti Bologna (Italy)
– Collectif des travailleurs sans-papiers de Vitry-sur-Seine (Paris, France)
– Femmes grévistes de l’Hotel Ibis-Batignolle (Paris, France)
– Collectif Soutien Migrants 13 / El Manba (Marseilles, France)
– Flüchtlingscafe Göttingen (Germany)
– HDK Göç ve Mülteciler Meclisi (People’s Democratic Congress – Assembly of migrants, refugees and asylum seekers, Turkey)
– Mussawa (Morocco)
– Territorio Doméstico (Madrid, Spain)
– Collective of banks’ nationalization (Lebanon)