El 17 de octubre, cuando cientos de miles de migrantes e indocumentados llegarán a París para manifestarse desde toda Francia, la Coordinación Transnacional de Migrantes llamará a todos los migrantes, refugiados, solicitantes de asilo, colectivos, grupos y simpatizantes, que se realizará en toda Europa y más allá.

Protestas, huelgas y disturbios sacuden a Estados Unidos contra el racismo sistémico y la violencia policial que amenaza la vida de l@s negr@s y l@s no blanc@s. En nuestro lado del Atlántico, nos empujan a cruzar el Mediterráneo y las fronteras, nos explotan y, como mujeres, nos acosan en el lugar de trabajo. Dentro y fuera de la Unión Europea, también por el Reglamento de Dublín, nos amenaza la violencia patriarcal y el racismo por el color de nuestra piel y el chantaje respecto a los papeles. Las condiciones de vida de los migrantes y refugiados LGBT* se ven fuertemente afectadas por un sistema racista de explotación. Como en Estados Unidos, ha llegado el momento de salir a la calle en masa. Ha llegado el momento de recuperar la vida de los migrantes.

Solo una iniciativa transnacional puede generar el poder que necesitamos para derrocar este sistema. Durante estos meses, las luchas de l@s migrantes se han multiplicado, poniendo en tela de juicio las leyes nacionales, las políticas de la Unión Europea y los acuerdos internacionales que encadenan nuestras vidas a las fronteras, a las jerarquías y a empleos cada vez más y más precarios. Por ello, hemos creado una coordinación transnacional en la que participan organizaciones de inmigrantes de Francia, Italia, España, Alemania, Eslovenia, Macedonia, Grecia, Turquía, Marruecos y Líbano. El 17 de octubre volveremos a las calles para tomar nuestra libertad de movimiento y romper las cadenas del racismo y la explotación. Es hora de enfrentarse junt@s a nivel transnacional, superando el aislamiento de las iniciativas locales y nacionales. Es hora de que la condición de l@s solicitantes de asilo, segregad@s en la isla de Lesbos, se convierta en un problema europeo. Es hora de destacar la importancia transnacional de la explotación de migrantes en la Turquía de Erdogan.

En todas partes, el racismo institucional agrava la explotación de la mano de obra migrante. Durante la pandemia, los migrantes a menudo fueron acusados ​​públicamente de propagar el virus al realizar trabajos considerados esenciales. A pesar de ello se vieron obligados a vivir en campos superpoblados en espera de decisiones de asilo, expulsados ​​a lo largo de los Balcanes y abandonados a morir en el Mediterráneo. Las personas refugiadas y solicitantes de asilo continúan desafiando fronteras, forzando los límites de los sistemas de recepción y protestando contra las regularizaciones nacionales que reproducen jerarquías y exclusiones, l@s trabajadores migrantes continúan en huelga para rechazar la explotación y las mujeres migrantes luchan contra la violencia masculina dentro y fuera del lugar de trabajo, como las trabajadoras marroquíes en España en la agricultura y las amas de casa en Arabia Saudita que viven en condiciones de abuso y acoso. Las luchas de los migrantes desafían todo el sistema institucional que encadena sus vidas a un documento. El 17 de octubre queremos potenciar todas estas luchas exigiendo un permiso de residencia incondicional para todos, válido en toda Europa, independiente del contrato de trabajo, ingresos, salario y familia.

Un permiso de residencia europeo incondicional no es la solución definitiva a la explotación de los inmigrantes, a la violencia racista y masculina. Sabemos que enfrentamos muchos desafíos: desde la vivienda hasta las condiciones laborales, desde el racismo hasta la pobreza y la violencia masculina. Pero todos estos problemas se ven agravados por la dependencia de nuestras vidas de los documentos de residencia. Reclamar un permiso de residencia incondicional también es una forma de fortalecer las luchas presentes y librarlas a través de las fronteras. Rechazamos el vínculo entre documentos, trabajo y salario: vínculo que pretende obligar a l@s migrantes a aceptar cualquier tipo de condición laboral, empeorando también las condiciones de todos los trabajadores. Nos negamos a permitir la reunificación familiar, el acoso de los jefes y el gobierno fronterizo para exponer a las mujeres a la violencia y la opresión. No queremos que los hijos de los migrantes sean considerados extranjeros donde nacieron y se criaron. Rechazamos las distinciones nacionales que dividen a los migrantes entre “elegibles” y “no elegibles” para obtener el derecho a permanecer. Un permiso de residencia europeo incondicional es algo más que una ciudadanía nacional: es una demanda transnacional para todos aquellos que rechazan la opresión y la explotación fuera y dentro de las fronteras europeas, es libertad de movimiento interior y lucha contra estados que exponen a hombres y mujeres migrantes al racismo y la violencia.
Por todo ello hacemos un llamado a todos los colectivos, asociaciones y sindicatos para que se unan a nosotros en la organización de manifestaciones, marchas y acciones el 17 de octubre: la mano de obra migrante es una fuerza política, es hora de hacerla visible.

Transnational Migrants Coordination