No somos invisibles y no podemos serlo, porque nuestras vidas valen. El 30 de mayo, en muchas ciudades de Europa, Marruecos, Turquía y Líbano, nosotros, hombres y mujeres migrantes, levantamos nuestra voz en una movilización transnacional sin precedentes. De esta manera rompimos el silencio impuesto por el cierre. Contra las leyes nacionales, las políticas europeas y los acuerdos internacionales que encadenan nuestras vidas a un trabajo cada vez más pobre, queremos un permiso de residencia incondicional en toda Europa, que sea desvinculado del contrato de trabajo, de los ingresos, de los salarios y de la familia. Las mujeres y los hombres migrantes no son “trabajos esenciales”. Rechazamos las regularizaciones temporales y limitadas de los gobiernos europeos, hechas solamente porque en los almacenes, hospitales, fábricas y campos faltan trabajadores para explotar y chantajear. Decimos que, si nuestras elecciones fueran libres, este mundo gobernado por el racismo, la violencia y la explotación sería derrocado.

Hoy, las nuevas generaciones, migrantes y no migrantes, muestran una impaciente voluntad de vivir libres de la violencia del racismo, de los gobiernos y de las leyes. Esta impaciencia es nuestra impaciencia: hoy luchamos y organizamos contra el racismo institucional, junto con quienes luchan y se organizan contra la violencia policial. Hoy no estamos solos: Black Lives Matter es el grito de los afroamericanos, los negros, los latinos y los blancos que, a partir de Estados Unidos, se levantan juntos contra este mundo. Black Lives Matter es también nuestro grito cotidiano. Muchas calles europeas y africanas lo gritaron, llenas de ira que va más allá de la indignación por el racismo que mata. La violencia no es solo una rodilla en el cuello, son también las leyes que nos quitan los documentos porque nos falta trabajo o ingresos. Es violencia la que obliga a las mujeres migrantes a depender de sus esposos para obtener documentos. Es violencia la de los gobiernos que nos niegan la solicitud de asilo. Es violencia la de las leyes que nos dejan sin aliento, incluso aquellos de nosotros que nacimos aquí pero que a los 18 años debemos obtener un permiso de residencia. Es violencia la de los centros de detención en Libia y Turquía. Es violencia la que nos deja ahogar en las aguas del Mediterráneo y nos persigue hasta las fronteras orientales de Europa. Por esta razón, los nombres de George Floyd de Estados Unidos y Adama Traoré son hoy los nombres de todas las víctimas del racismo, tanto en Estados Unidos como en Europa.

Nosotros oponemos a todo esto el antirracismo de los migrantes y las migrantes y la demanda común de un permiso de residencia europeo incondicional, desvinculado del contrato de trabajo, de los ingresos, de los salarios y de la familia. Creemos que pedir justicia para las vidas negras significa ir más allá de la emoción y la indignación del momento. El antirracismo necesita la poderosa ira que ha salido a las calles, pero también exige continuidad en la lucha. También significa hablar personalmente y atacar los lugares donde se practica el racismo todos los días y las vidas de los migrantes están constantemente chantajeadas. Ahora que hay sublevaciones, nosotros y nosotras hemos rompido el aislamiento, pero no es suficiente. Si bien las estatuas de racistas y colonos caen, las leyes de inmigración permanecen. Mientras que algunos obtienen permisos de residencia temporales, el chantaje del vínculo entre el permiso y el trabajo permanece. Mientras pocos obtienen el estatus de refugiados, decenas de miles permanecen suspendidos en espera de una respuesta. Sin embargo, todo esto no nos detiene: porque vivimos, nos organizamos, luchamos por la libertad de todos y todas.

Por esta razón, el 20 de junio, un día de lucha, pedimos a aquellos que rechazan el racismo que afecta a los migrantes y las migrantes de hoy, refugiados y refugiadas y sus hijos y descendientes, que salgan de nuevo a las calles con nosotros. No queremos condenas o solidaridad. No queremos palabras. Contra el racismo institucional que nos oprime, nos explota y nos deja morir durante el viaje para llegar a Europa, queremos que ustedes estén juntos a nosotros y nosotras para exigir un permiso de residencia europeo incondicional, desvinculado del contrato de trabajo, de los ingresos, de los salarios y de la familia.

 

– Coordinamento Migranti Bologna (Italy)

– Collectif des travailleurs sans-papiers de Vitry-sur-Seine (Paris, France)

– Femmes grévistes de l’Hotel Ibis-Batignolle (Paris, France) 

– Collectif soutient migrant.e.s 13 al Mamba (Marseilles, France)

– Coordination sans papiers 13 (Marseilles, France)

– Zusammen Bayern (Münich, Germany) 

– Kurdisches Gesellschaftszentrum München (Germany) 

– HDP München-Bayern (Germany)

– HDK Göç ve Mülteciler Meclisi (“Assembly of migrants, refugees and asylum seekers of the Peoples’ Democratic Congress”, Turkey) 

– Mussawa (Morocco) 

– Red Solidaria de Acogida (Madrid, Spain) 

– Territorio Doméstico (Madrid, Spain)